“Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa” (Mc 9, 41).
Señor en este momento en que vamos a escuchar el Evangelio, que no seamos nosotros los que escuchemos, sino Tú en nosotros. Damos gracias a Dios por esta comunidad. Estamos necesitados de la sabiduría de Dios y la purificación del corazón. Dios nos ha elegido para esta misión que, a pesar de no ser dignos, a nuestra Madre así le ha parecido bien, para que por nuestro medio la Gracia fluya hacia la humanidad.
En el Evangelio de hoy, Juan escuchó que otro grupo hablaba en Nombre de Jesús y quiso impedírselo, pero Jesús le dijo que no se lo prohibiera. ¿Qué nos quiere decir hoy el Señor? (Su Palabra es una referencia personal para nosotros en el tiempo en que vivimos). Que tengamos cuidado de no creer que por ser “elegidos” para esta obra la verdad está en nosotros. San Pablo dice: "Nada hagáis por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad, considerando cada cual a los demás como superiores a sí mismo" (Flp 2, 3). En nuestro trabajo por Dios, todos los que de una u otra manera nos ayudan no se quedarán sin recompensa. Con cuánta mayor razón nosotros recibiremos una recompensa por anunciar el Evangelio.
Tengamos mucho cuidado de no ser ocasión de pecado para otros, porque más nos valdría que nos pusieran una piedra en el cuello y nos arrojaran al mar (Cfr. Mc 9, 42). No debemos de estar viendo los escándalos de la Iglesia, más bien fijarnos en nuestros propios errores y trabajar por nuestra conversión.
Si les dijera lo que la Virgen va a hacer de maravillas, nos dejaríamos llevar solamente por esto, y no caminaríamos en la fe, sino viéndonos a nosotros mismos. Esta comunidad va a ser muy purificada. Algunos me han dicho que ya se cansaron y han querido dejarlo todo, sin embargo, luego regresan a los tres meses y reconocen que estaban equivocados. Todo lo que estamos viviendo es una bendición. Tengamos mucho cuidado de no perder el enfoque.
Los que nos encontramos aquí ¿estamos convencidos de dar la vida por el Maestro? Hay muchos que se preocupan porque venga más gente; las personas vendrán, en la medida de nuestro propio convencimiento que se manifestará en la conversión del corazón y nuestro amor comunicado.
He podido ver las pruebas del enemigo con algunos que se dejan llevar por la inmadurez. Necesitamos crecer, tener disciplina y a esto con convicción y fuerza dedicarnos. Muchas veces vivimos como si Jesús no fuera nuestra prioridad. Debemos de morir a nuestro ego, no andar deseando tener cargos, estatus, etc., por creer que te lo mereces debido al tiempo que tienes en FMAC. Estas actitudes hacen pesado el ambiente. Que diferencia cuando lo que buscamos es el amor entre nosotros que crea unidad.
Jesús quiere que lo veamos en aquellos que no nos son agradables, así lo expresa el poema de “MI CRISTO ROTO” (A mi Cristo Roto de Ramón Cué Romano, SJ).
Podemos ser peores que un abortista cuando nos dejamos llevar por la soberbia, cuando juzgamos y criticamos a la Iglesia por las faltas y escándalos de los cristianos en vez de mirar nuestros pecados. Somos responsables del aborto por nuestra falta de coherencia y conversión. Cambiemos nuestra vida, busquemos la conversión sincera del corazón. Vamos a sufrir. Es una certeza que tendremos que pasar por la Cruz de Cristo. Luchemos por ser como las vírgenes prudentes (Cfr.Mt 25, 1-13), para esto necesitamos mantenernos en una formación sólida y firme.
Si escucháramos los gemidos del Corazón de Jesús por los pecados de la humanidad y los propios en particular, nos quedaríamos sin palabras… Esta comunidad es para que glorifiquemos a Dios. Ahora el demonio se ha soltado, no se trata de ver el mal en todas partes, pero sí que nos demos cuenta de que estamos en tiempos muy difíciles, sin embargo, no debemos de olvidar que Jesús está con nosotros (Cfr. Mt 28, 20).
Hno. Francisco María de la O
OASIS DE ADORACIÓN
Los invitamos al Oasis de Adoración todos los domingos de 10:00am a 1:00pm en Buenos Aires 2901, Colonia Providencia, Guadalajara, Jalisco.
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