“Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios” (Col 3, 1).
En nuestra Comunidad de Familia Misionera en Alianza de la Cruz (FMAC) la Virgen María anhela que vivamos el Evangelio de forma radical y nos ha dado una Espiritualidad: “Si quieres venir detrás de mí: niégate a ti mismo, toma tu cruz y sígueme (Mc, c. 8, v. 34) y un Carisma: “Ámense como yo los he amado” (Jn, c. 13, v. 34).
¿Cómo podemos hacerlos vida? Empezando por conocernos a nosotros mismos y aceptándonos tal cual somos, después tomando con amor lo que Dios nos envié según nos va mostrando en la vida de cada día. Por último siguiendo a Jesús, obedeciéndolo en todo, para así llegar e vivir en el AMOR. Expulsemos de nosotros el celo, la envidia, la desolación, la depresión, el coraje, el rencor, etc. Somos humanos y podemos sentir estas pasiones, pero no permitamos que se aniden nunca en nuestro corazón.
Hoy la Palabra de Dios nos invita a que no llenemos nuestro corazón de los bienes materiales, que en sí mismos no son malos, simplemente son medios, el problema radica cuando nos esclavizan y pretendan ocupar el lugar que únicamente le pertenece a DIOS.
San Ignacio de Loyola en su vida muchas veces quiso llenar su corazón con estos bienes, sin embargo, le dejaban siempre insatisfecho. En cambio, cuando reflexionaba en la mortificación que hacían los hombres santos, su corazón experimentaba una alegría muy profunda, gran consuelo y paz. Cada uno de nosotros reflexionemos: ¿de qué está lleno nuestro corazón?
Es bueno que busquemos superarnos en este mundo y tengamos metas, el problema es cuando estas metas están enfocadas únicamente en el plano terrenal, en los bienes materiales. Para Jesús esto representa ser “insensato” o “necio”, porque nuestra meta y fin para el que hemos sido creados, es para llegar al Cielo con Dios, aquí en la tierra no tenemos una morada eterna. Nuestra Madre, la Virgen María nos lo ha estado repitiendo constantemente en sus mensajes: oración, penitencia, sacrificio, etc. Los bienes de la tierra son efímeros, en cambio los del cielo, son eternos.
Satanás es el príncipe de este mundo. En las tres tentaciones que tiene Jesús en el desierto, están reflejadas todas las que puede un hombre tener en la tierra (Mt 1-11) y las experimentó para enseñarnos.
La primera tentación es en relación con el apetito sensible y la codicia de los bienes terrenales,( de lo que hoy trata el Evangelio de este domingo). Jesús después de un ayuno de 40 días estaba hambriento y el demonio lo seduce para que utilice su poder y de mala forma resuelva su necesidad.“Y acercándose el tentador, le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.» Mas él respondió: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.»” (Mt 1, 3-4).
La segunda tentación es la vanidad o vanagloria, el demonio tienta a Jesús para que inútilmente use su poder al arrojarse del alero del templo, para hacerse “famoso” y sea “reconocido”. Muy astuto el enemigo utiliza la misma Palabra de Dios para tentar. "Entonces el diablo le lleva consigo a la Ciudad Santa, le pone sobre el alero del Templo, y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: A sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán, para que no tropiece tu pie en piedra alguna.» Jesús le dijo: «También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios.»" (Mt 4, 5-7).
La tercera tentación es el poder, que lleva a la soberbia, y es también idolatría en cuanto que interpone cualquier cosa por encima de Dios:" Todavía le lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: «Todo esto te daré si postrándote me adoras.» Dícele entonces Jesús: «Apártate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto.»" (Mt 8, 10).
Hoy en día son muy grandes los engaños del demonio, que se reviste de ángel de luz (Cfr.2 Co 11, 14), al aprobar como algo “bueno” el aborto, la eutanasia, la ambición y el poder. Jesús nos enseña antes de iniciar con su misión cómo debemos de vencer las tentaciones. Al final, al salir victorioso, los ángeles lo sirven (Cfr. Mt 4, 11), esto significa que reconocen que Jesús es DIOS.
Ni los ejercicios de piedad deben “absolutizarse” o “divinizarse”, porque son medios que nos deben de llevar a tener un encuentro con Cristo vivo. Al que debemos “absolutizar” es a JESÚS en nuestra vida y vivir para AMAR. Hoy la Iglesia esta siendo purificada y que bueno que así sea. Pablo VI en una de sus cartas expresó que “el humo de Satánas entró en la Iglesia” por la secularización y falta de unidad interna de la misma Iglesia. Los católicos nos hemos vuelto muy “manga ancha” y “permisibles”. El Papa Francisco nos ha llamado la atención al decirnos: “Por favor, ¡no licúen la fe en Jesucristo!, (…) ¡La fe es entera, no se licúa, es la fe en Jesús!, es la fe en el hijo de Dios hecho hombre que me amó y murió por mí.” (Conferencia a los jóvenes argentinos, julio 25 2013).
La ambición por un mundo mejor para la humanidad, ¿a dónde nos está llevando? Hoy se dan muchas contradicciones, por un lado, gracias al progreso de la ciencia, aumenta la esperanza de vida, pero por el otro, se rentan vientres, se cometen abortos de los cuáles se obtienen celulas madre, se permite la eutanasia y muchas cosas más.
¿Hasta cuando entenderemos lo que significa “busca primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se se te dará por añadidura” (Mt 6:33); que “consideremos los lirios del campo que no trabajan ni hilan y ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos” (Lc 12, 27); que lo único que vale la pena y por lo que estamos en este mundo es para seguir a Jesús (Cfr.Mt 19, 27) que nos promete a cambio el ciento por uno y la vida eterna (Cfr.Mt 19, 29)?
Ante tanta maldad en el mundo quisiéramos resucitar a los grandes hombres y mujeres como San Juan Pablo II, o a Santa Teresa de Calcuta, sin embargo, ahora hermanos, nos toca a nosotros, que hemos sido llamados a ser santos ( Cfr.1 Co 1, 1-3). Que nosotros en Familia Misionera en Alianza de la Cruz y otras nuevas comunidades que están surgiendo seamos un fruto de la purificación de la Iglesia, que sea para cada uno un deber, es tiempo de vivir el Evangelio de forma radical. No tiene ningún caso hablar sobre los santos o colgarnos muchas medallas si no vivimos cómo Jesús quiere. De nada serviría tampoco tener una comunidad muy grande si falta el compromiso. Jesús se quedó solo en la Cruz fue tratado como el peor de los criminales y gracias a su sacrificio y obediencia al Padre, la Iglesia está viva.
Jesús no es un área de nuestra vida, debe de ser el centro que rija todas las demás áreas. No subestimemos tanta misericordia de Dios, ya Cristo nos ha salvado, ahora nos falta a nosotros trabajar en lo que está de nuestra parte para llegar a la santidad. En Familia Misionera en Alianza de la Cruz (FMAC), en la Ciudadela del Monte Tabor (en dónde se construirán varias obras de misericordia como una clínica provida y hogares para hombres, mujeres, niños y ancianos) la virgen se encargará de que surja al mundo, a nosotros nos toca convertir nuestro corazón, que así sea, para la Gloria de Dios.
Hno. Francisco María de la O
OASIS DE ADORACIÓN
Los invitamos al Oasis de Adoración todos los domingos de 10:00am a 1:00pm en Buenos Aires 2901, Colonia Providencia, Guadalajara, Jalisco.